PROVERBIOS 4:5-9

"Adquiere sabiduría , adquiere inteligencia;no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes y ella te guardara;amala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría , y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela ,y ella te engrandecerá, cuando tú la hayas abrazado.
Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará."(Proverbios 4:5-9)

El pecado, Salvación Y Redención


EL PECADO



INTRODUCCIÓN


Un pastor estaba compartiendo el evangelio con un joven. Luego de escuchar que el hombre es un ser totalmente contaminado por el pecado,  el joven dijo: “Pastor, yo no me trago eso”. Ante este comentario el pastor le respondió: “Mi querido amigo, no tienes que tragarte nada, ya está dentro de ti”.

La enseñanza de la Biblia acerca del pecado es categórica y clara: “Por cuanto todos pecaron...”, “No hay justo ni aun uno”. “Todos se desviaron...” (Ro. 3:10,12,23).

Nos vemos obligados a admitir que como seres humanos tenemos una notable falta, un grave defecto, una calamitosa imperfección en nuestra personalidad: el pecado. Pero, ¿qué es el pecado? ¿cómo nos llegó tal desdicha? ¿Cuán malo es el pecado?

I.        LA DEFINICIÓN DEL PECADO


a.         La palabra más importante en el hebreo para expresar la idea de “pecado” es “jatta’t” y significa “errar al blanco” o “no dar en el blanco”. Transmite o comunica las siguientes ideas:

þ     Errar al blanco, como un arquero errático que arroja la fecha pero yerra. De igual manera el hombre yerra el verdadero blanco o objetivo de su existencia (Ec. 7:29).
þ     Errar el camino, como el viajero que se ha desviado de la senda o ruta (Is. 53:6; Ro. 3:12).
b.         Otros términos que se utilizan para identificar el pecado es “desobediencia, trasgresión, iniquidad, impiedad, caída, maldad, perversión”. (Tarea: Buscar los significados y los textos bíblicos de éstos términos). Todos estos términos son simplemente una ampliación de los que Juan dice en 1 Jn. 3:4.

c.         En términos generales el pecado es esa gran dañina enfermedad o mancha con que nace todo ser humano que corrompe y destruye su carácter. Es una enfermedad universal que ha infectado la raza humana. Todos hemos sido infectados con el virus y lo transmitimos de generación en generación. Es lo que llamamos “depravación total”, lo cual quiere decir que no hay parte del ser humano – cuerpo, alma, mente, espíritu – que no esté infectado por el mal.

d.         Lo anterior no significa que cada persona actué constantemente y en cada situación de la peor manera. No, ese no es el sentido. Lo que significa es que el pecado es parte intrínseca de todo hijo de Adán. El hombre es pecador, y esa pecaminosidad se demuestra por sus actos particulares. “El hombre no es pecador porque peca, sino que peca porque en su esencia es pecador”.

II.      EL ORIGEN DEL HOMBRE

La Biblia revela que el pecado se originó en Lucifer, como lo estudiamos en la primera parte de esté estudio (Is. 14:12-15; Ea28:12-15). La pregunta es ¿cómo entró el pecado en el mundo?, ¿cómo nos llegó tan desdicha? De hecho hay una relación entre el autor del pecado y la entrada del pecado en el mundo, como lo estudiaremos más adelante.

Habiendo visto en los dos capítulos de Génesis la excelencia, dignidad y perfección con que Dios creó a Adán y Eva, nos parece extraño, oscuro el panorama que nos presente el capítulo 3. ¿Qué fue lo que sucedió? El capítulo 2 nos proporciona el fondo de la narración de lo que realmente ocurrió.

a.         Dios colocó a nuestros primeros padres en el huerto del Edén, y los rodeó de un ambiente inmejorable en todos los aspectos. Dios les dio todas las cosas para que las disfrutarán, pero los hizo una clara y simple advertencia (Gn. 2:16-17). ¿Por qué razón Dios plantó el árbol de la ciencia del bien y el mal?, con el objeto de proporcionar una prueba por medio de la cual el hombre podía con absoluta libertad escoger servir a Dios, y desarrollar así el carácter. Sin una prueba del libre albedrío el hombre hubiera sido una simple máquina y habría podido señalar a Dios injusto, en el sentido de haberlo creado para sus propios fines, sin contar con el ejercicio de su propia voluntad. .

b.         Dios permitió que Satanás tentara astutamente a Eva a través de la serpiente (Gn. 3:1). Es razonable aunque misterioso, inferir que el diablo hablara por medio de la serpiente, que por entonces debe haber sido un animal hermoso y atractivo. Por está razón se describe a Satanás como “la serpiente antigua”, como símbolo de falsedad y engaño (Ap. 12:9).

c.         Es importante notar la astucia con que el diablo seduce a Adán y Eva a desobedecer a Dios (Gn. 3:1-5).

þ     Empezó poniendo en duda la Palabra de Dios. “¿Con qué Dios os ha dicho...?
þ     Luego tergiversa la palabra de Dios. “...No comáis de todo árbol del huerto”, (compare Gn. 2:16). En otras palabras le dice: “con que Dios te está negando algunos derechos”.
þ     Termina negando la Palabra de Dios. “No morirás”. Calvino dice: “cuando Adán y Eva con el engaño de Satanás se apartaron de la fidelidad a la Palabra de Dios, claramente se ve que el principio de la caída fue la desobediencia”.

Además, el enemigo puso también en duda la justicia y bondad de Dios, acusándolo de envidioso e injusto (3:5). Sembró en el hombre, aquel deseo perverso y engañosos que produjo su propia caída, “seréis como Dios” (compare Is. 14:14).

Es increíble como Adán y Eva le creyeron las mentiras a Satanás y con tanta facilidad se apartaron de la Palabra de Dios para desobedecer. El versículo 6 nos relata como cayeron el tan sutil trampa (compare con 1 Jn. 2:16).

þ     “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer” – los deseos de la carne.
þ     “... y que era agradable a los ojos” – los deseos de los ojos.
þ     “... y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría” – la vanagloria de la vida.

“La duda abrió la puerta a la ambición, seguida por el orgullo y finalmente, todo terminó en la desobediencia”. En esencia, el pecado es desobediencia a Dios.

III.    LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO

“No hay pecado insignificante. Todo pecado es contra el Dios Santo y tiene consecuencias terrible. Quién piensa a la ligera del pecado jamás pensó en serio acerca de Dios”.
Owen

Las consecuencias del pecado son numerosas, mortales y extensas. Consideramos las principales que enseña la Biblia.

A.      CONSECUENCIAS ESPIRITUALES Y MORALES

1.       Culpabilidad. Notemos las evidencias de una conciencia culpable (Gn. 3:7).

þ     En vez de sentirse como Dios, experimentan un horrible sentimiento de culpabilidad y vergüenza. La desnudez física o corporal se convirtió en el símbolo de una conciencia desnuda o culpable.

þ     “Entonces cocieron hojas y se hicieron delantales”. Así como la desnudez física era para representación y señal de una conciencia culpable, así también la tentativa de cubrir su desnudez es un cuadro del intento del hombre de ocultar su culpabilidad bajo el manto de las excusas.

þ     (Ver. 8). El hombre pecador y culpable, trata de ocultarse de Dios, de huir de El. Y así como Adán y Eva procuraron ocultarse entre los árboles, así también la humanidad en la actualidad procura ocultarse de Dios entre sus propios placeres, pensamientos y diversas actitudes.

2.       Separación de Dios. La relación divino – humana de comunión abierta, permanente, de confianza y seguridad, fue cambiada por el aislamiento, la separación y el miedo. Se produjo la primera muerte: La muerte espiritual. Ro 6:23.

3.       Perdida de la Santidad y la Dignidad. En la caída el hombre perdió terriblemente lo que fue la plena imagen que tuvo al principio. Ciertamente perdió su parentesco con Dios en su conducta, santidad y dignidad. Descendió espiritualmente y se corrompió moralmente (Ro. 1:24-32).

B.      CONSECUENCIAS INTELECTUALES

Se ha estimado que aún los más brillantes genios desarrollan sólo el 15% total de su cerebro. Esto quiere decir que Adán era menos 85 veces superior a los intelectuales de hoy. El hombre ha perdido la mayor parte de su capacidad intelectual como resultado del pecado (Ro. 1:22; Tit. 1;15).

C.      CONSECUENCIAS

1.       Muerte. (Gn. 3:19; Ro. 6:23; 15:12; Stg. 1:15). El hombre había sido creado para vivir eternamente en la tierra, pero su caída trajo consigo la terrible pena de muerte. ¡El pecado siempre trae muerte! Son aliados inseparables.

2.       Multiplicación de los dolores en la mujer durante el parto. (Gn. 3:16)

3.       Dolor y dureza para el hombre en su trabajo. (Gn. 3:17-19). Esto no quiere decir que el trabajo sea una maldición (Gn 2:15), sino que como consecuencia del pecado, el trabajo sería doloroso y duro, lleno de dificultades y decepciones.

4.       Enfermedades. El origen primero de las enfermedades debe ser buscado, evidentemente,  en el pecado y la caída. Adán y Eva estaban absolutamente libres de toda enfermedad. Por el pecado, las enfermedades y dolencias hicieron su aparición en el cuerpo humano (Jer. 10:19; Sal. 32:3-4; Is. 53:4). 

5.       Consecuencias en la Naturaleza. Ninguna otra forma de vida terrenal desempeña un papel tan importante en la naturaleza como en la vida humana. El pecado afectó de manera directa el rol de la creación (Gn. 3:17,18). Las acciones humanas tienen una incidencia determinante tanto en la vida animal como en la vegetal. Solo los humanos tienen “la capacidad” de extinguir las especies animales, de agotar los recursos de la tierra y destruir el medio ambiente con toda razón se ha dicho que el mayor depredador es el hombre.

IV.    LA SOLUCION DEL PECADO

A pesar del panorama sombrío y aterrador que nos presenta el cap. 3 de Génesis como consecuencia de la caída del hombre, encontramos dos luces de esperanza y solución:

a.     La Redención Prometida. (Gn. 3:15). Este versículo contiene la primera promesa de salvación para el hombre caído. Dios promete traer un Redentor de la “simiente de la mujer”, un hombre, pero concebido divinamente. La enemistad representa el conflicto entre Satanás (tu simiente) y Jesucristo (la simiente suya). Mientras Satanás herirá en el calcañar a Cristo (sufrimientos y muerte), Cristo le heriría finalmente en la cabeza (resurrección). En la vida, muerte y resurrección de Cristo se cumplió exactamente está Escritura. Está primera promesa mesiánica, es la esperanza más gloriosa para el hombre pecador que podemos hallar.

b.    La Redención Simbolizada. (Gn. 3:21). Es lógico deducir que Dios sacrificó un animal inocente con el objeto de vestir con pieles a nuestros primeros padres. Esta figura temprana de esta redención substitutiva señalaba la necesidad del juicio sobre el inocente, a fin de proveer cobertura al culpable. Los esfuerzos de Adán y Eva para cubrirse a sí mismos mediante sus propios esfuerzos resultaron en vano. Sin embargo, el recurso de Dios proveyó la solución por medio del sacrificio.


LA SALVACION

 

INTRODUCCIÓN


La Salvación, en términos generales, es el acto mediante el cual Dios desciende al hombre caído y lo eleva nuevamente a su posición original”.

La caída del hombre no tomó por sorpresa a Dios, ni necesito pasos rápidos para remediarla. Antes de la fundación del mundo, Aquel que conoce el pasado, presente y el futuro hizo provisión o tomó medidas para la salvación del hombre. La forma de redimir a la humanidad residía en la mente y en los propósitos de Dios antes de su verdadera realización. Estas verdades están confirmadas por las Sagradas Escrituras (Hch. 2:23; Ef. 1:4; Tit. 1:2; 1 P. 19-20; Ap. 13:8).

El plan de salvación lo podemos considerar como el centro, alrededor del cual gira toda la actividad reveladora de Dios. La obra salvadora de Jesucristo se alza como el pilar central de la estructura del plan de salvación.

Es evidente así que el evangelio no es una religión que comenzó hace 20 siglos, sino la manifestación histórica de un propósito eterno.

En este estudio nos ocuparemos del uso que hace tanto el A.T. de algunos términos principales para describir la salvación. Un conocimiento de los términos empleados por los escritores bíblicos, facilita considerablemente la compresión de lo que es e implica la salvación del hombre a través de Jesucristo.


I.        LA SALVACIÓN EN EL A.T.

Todo estudio de la obra salvadora de Cristo debe comenzar con el A.T. Es allí donde a través de términos, ritos y tipos, descubrimos la naturaleza del plan de Dios.

A.      Los escritores bíblicos usan varias palabras que se refieren al pensamiento general de “salvación”. Aquí la atención se centra en 2 verbos hebreos: El primero “natsal” que aparece 212 veces y significa “libertar” o “rescatar” (Ex. 3:8). El segundo es “Yashá” que aparece 354 veces, estando la mayor concentración de ellas en los Salmos (136 veces) y en los libros proféticos (100 veces). Significa “salvar” o “ayudar” (Ex. 14:30). Conociendo los 2 verbos principales que se refieran a la salvación en el A.T., podemos entonces considerar el término que mejor describe la salvación en el idioma hebreo.

B.      Explicación. Del vocablo hebreo “Kaphar”, que significa literalmente “cubrir”. El término expiación, en el original, incluye la acción de cubrir los pecados (Lv. 5:18). El expiar el pecado significa  “ocultar de la vista de Dios, a fin de que pierda el poder de provocar su ira”. La expiación significaba cubrir al pecador de tal manera que su pecado desaparecía, en el sentido de que no podía interponerse más entre él y su Creador. Uno de los ritos en el A.T.,  que desde el comienzo Dios ordenó y que describe perfectamente lo que es expiación, lo encontramos en los sacrificios de los animales, una de las costumbres más antiguas de la humanidad.

1.       La primera referencia de un animal sacrificado ocurre en el tercer capítulo de Génesis Adán y Eva, después de haber pecado, tuvieron conciencia de su desnudez física, lo cual era indicio exterior de esa desnudez de conciencia. Fueron en vano sus esfuerzos de cubrirse exteriormente en hojas, y por dentro con excusas. Luego leemos en el ver. 21 que Dios tomó pieles de animales y los cubrió. Aunque el registro bíblico no dice en palabras que trataba de un sacrificio, sin embargo al reflexionar con respecto al significado espiritual del acto, es lógico llegar a la conclusión de que tenemos aquí una revelación perfecta de la forma divina de la salvación del hombre.

Vemos a una criatura inocente que muere con el objeto de que el pecado sea cubierto. Ese es el objetivo principal del sacrificio, una cubierta divina y humanamente proporcionada para la conciencia culpable. Dios hizo expiación por el pecado de nuestros primeros padres. Cubrió, con una criatura inocente, la desnudez moral, espiritual y física de ellos.

2.       Es indudable que Dios dio instrucción al hombre acerca del hecho de que, siendo que la pena por la caída y por su propio pecado, es la muerte, solo podía llegarse a Dios de una manera apropiada con el sacrificio de un sustituto inocente. En los albores de la humanidad  hallamos a los piadosos ofreciendo sacrificios a Dios: Abel (Gn. 4:4; He 11:4); Noé (Gn. 8:20-21); Abraham (Gn. 12: 7,8); Isaac (Gn26:25); Jacob (Gn. 33:20).

3.       Los sacrificios del A.T. especialmente los mosaicos, muestran la base y los medios de allegarse a Dios. Se ofrecían con el objeto de restaurar la comunión con el Hacedor. Por ejemplo, si un israelita pecaba e interrumpía de esa manera las relaciones entre él y Dios, traía una ofrenda por su pecado, lo cual se constituía en el sacrificio de la expiación. La muerte y la sangre del animal sacrificado, proveía perdón para el pecado y expiaba (“cubría”) su pecado. De está manera arreglaba sus cuentas con el Creador y restablecía sus relaciones con El.

4.       Pero todos los sacrificios del A.T., eran imperfectos y transitorios porque no podían quitar del todo el pecado, es decir, no proporcionaba una expiación permanente, pues cada vez que el israelita pecaba tenía que ofrecer un nuevo sacrificio por el pecado (He. 10:14). Sin embargo, todos estos sacrificios fueron divinamente ordenados con un propósito específico ilustrar, prefigurar y anunciar el sacrificio perfecto de Cristo (He. 9:9-14; 10:11-14).

La expiación fue predeterminada en la eternidad y simbólicamente prefiguraba en el ritual mosaico, fue históricamente realizada en el sacrificio expiatorio de Cristo, hecho una sola vez y para siempre (He. 10:10). Con su muerte y su sangre expió los pecados de toda la humanidad (Is. 53:10; He. 2:14; 1 Jn 1:7). “La sangre de Jesucristo nos limpia (nos cubre) de todo pecado”.

II.      LA SALVACIÓN EN EL N.T.

Los evangelios describen los hechos históricos de cómo Cristo obtuvo la salvación para nosotros. Las Epístolas nos explican cómo la salvación se convierte en una realidad en nuestra vida. Estudiaremos las palabras en el N.T., que nos ayudarán a comprender mejor lo que significa la salvación.

1.       Redención. En el N.T., hay 3 términos que se traducen “redención”:

a.     “Apolytrósis” que significa “liberación, desatar”, inclinándose a la liberación mediante el pago de un rescate. Redención quiere decir: pagar la demanda que pide la Ley. Con su sacrificio. Cristo nos liberó del pecado, de la ira divina y pagó la deuda que teníamos con la Ley de Dios (Ef. 1:7; Col. 1:12; 1Ts. 1:10; Tit. 2:4; Ro. 3:24; 10:4; Gá. 3:13).

b.    El otro término griego relacionado con el anterior es “agorazó” que traduce “comprar”. Se redime algo cuando se paga su valor total para poseerlo. Cristo nos compró con su propia santre (1Co. 6:20; 1 P 1:18,19).

c.     El tercer término relacionado con redención es “atilytron” que significa “rescatar”. Cristo nos rescató de nuestra vana manera de vivir (1 P. 1:18; 1 Ti. 2:6).
2.       Propiciación. Del griego “hilasmos” que significa “tapar”“”apaciguar”, especialmente en relación a uno que está enojado, propiciar o intervenir a favor de alguien que está bajo la ira furiosa de otro”.

Dios esta airado contra el hombre por causa del pecado. A través de toda la Biblia hallamos la expresión “la ira de Dios” (50 pasajes en el A.T., 22 pasajes en el N.T.) (2 R. 22:13; Ro. 1:18).

Cristo “aplacó”, “apaciguó” la ira de Dios cuando murió en la cruz, asumiendo en ese acto voluntario el castigo que nosotros merecíamos (Is. 53:5; Ro. 3:25; 1 Jn. 2:2; 4:10).

“Expiación es aquella operación que le permite a Dios recibir al pecador”.
Donald Guthrie

3.       Justificación. La justificación es el acto por el cual Dios Santo declara que el pecador que cree viene a ser justo y aceptable ante El. La justificación tiene que ver con un problema sumamente serio en cuanto a Dios y al hombre. Dios es Santo. El hombre es pecador. ¿Cómo puede ese Dios Santo tener contacto con un pecador? Lo hace a través del proceso de justificación. Tiene que ver con el cumplimiento de las demandas de la Ley, las demandas de la Ley, las demandas de la justicia. Una persona justificada es aquella a la cual no se le atribuye pena por delitos cometidos. Hay dos términos legales que nos conviene comprender.

þ     Amnistía. Perdonar sin castigar. Esto sólo es posible cuando alguien asume el castigo del culpable. Esto fue lo que hizo Cristo. “El hombre culpable; Cristo Jesús inocente. El sobre la cruz, tomó nuestro castigo para poder declararnos perdonados y sin pecado, tan inocentes como si nunca hubiéramos pecado (Ro. 5:19; 1 P. 3:18; Ro. 5:9; 8:30).

þ     Justificación. En un sentido judicial indica que todas las demandas de la Ley han sido satisfechas; al que era culpables se le declara justo, sin delito. La justificación quiere decir que, cuando yo por fe acepto a Jesucristo como mi sustituto, Dios me declara sin delito. Por los méritos de Cristo me declara sin culpa, como si nunca hubiera cometido ningún delito. Estar justificado es estar perdonado de todos los pecados, porque Cristo pagó en la cruz las demandas de la Ley Divina. (Col. 2:13, 14; Ro. 4:25; 5:1,9).
La fe es la única condición de la justificación y de la salvación en general (Ro. 3:22,24; 5:1; Ef. 2: 8-9).

“La justificación es una decisión divina por la cual un Dios infinitamente Santo declara judicialmente a un pecador creyente Justo y Aceptable en su presencia por haber Cristo cargado con sus pecados en la cruz, acto que le da justicia a su vista”.
Merill Unger

þ     Reconciliación. “Volver a unir lo que antes esta unido; volver a hacer amigos a los que se hicieron enemigos”.

Antes de pecar, nuestros primeros padres disfrutaron de la comunión íntima con Dios. Y Dios tuvo que romper la comunión con el hombre y separase de él por contradecir su Ley. De está manera el hombre se constituyó en enemigo de Dios.

En la cruz, Cristo quitó el pecado, destruyó la enemistad, estableció la paz y reconcilió el hombre con Dios y sus semejantes. El hombre que antes era enemigo de Dios, ahora, por la obra perfecta y reconciliadora de Cristo Jesús, puede tener comunión con El y ser su amigo (Ro. 5:10; 1 Co. 5:18-19; Jn. 15:15; Ef. 2:12-16).

“La idea de la reconciliación tiene que ver no con buenas relaciones en general sino con quitar la enemistad, el arreglo de una disputa. Cristo murió para desalojar el pecado. Fue así como se enfrentó a la enemistad entre Dios y el hombre”.

Reconciliación es ¡Relación! ¡Comunión! ¡Amistad! ¡Compañerismo! ¡Unión!

4.       Regeneración. Del griego “palingesia” que significa “nuevo”; “cambio”.

Los cuatro aspectos anteriores de la salvación cambian la situación o posición del hombre ante Dios: Es redimido, perdonado, justificado y reconciliado, y no más considerado como pecador. Pero el hombre necesitó un cambio completo, radical, de toda su naturaleza. Antes de poder vivir una vida que agrade a Dios, en el presente y en la eternidad, su naturaleza debe pasar por un cambio profundo y esencial.

La regeneración o nuevo nacimiento es el cambio de naturaleza producido por el Espíritu Santo en el hombre, al que se le comunica una vida nueva. Wesley dice: “La regeneración es ese gran cambio que Dios opera en el alma cuando le comunica vida; cuando la hace resucitar de la muerte en el pecado, a una vida de justicia”.

El N.T. describe la regeneración en los siguientes términos:

þ     Nuevo nacimiento (Jn. 3:3-8).
þ     Limpieza (Tit. 3:5).
þ     Nueva creación (2 Co. 5:17; Ef. 2:10; Gá. 6:15; Ef. 4:24).
þ     Resurrección (Ro. 6:4,5; Col. 2:12; Ef. 2:2:5,6).
þ     Renovación (Col. 3:10; Ro. 12:2; Ef. 4:23).

El hombre no puede regenerarse a sí mismo; la transformación debe ser un acto divino. Los agentes divinos para la regeneración son: El Espíritu Santo y la Palabra (Jn. 3:5-8; Tit. 3:5; Ro. 10:17; 1 P 1:23).

El principal efecto divino de la regeneración es la “adopción”. Cuando una persona ha experimentado el cambio espiritual conocido como regeneración o nuevo nacimiento, se convierte en hijo de Dios y es beneficiario de todos los privilegios derivados de esa dignidad (Jn. 1:12-13). En la regeneración el creyente es adoptado como hijo, y recibe tal posición en la familia de Dios. El vocablo “adopción”, significa literalmente, “el otorgar la posición de hijos”, y se refiere en el lenguaje común el traer un padre a su casa a niños que no descienden de él (Gá. 4:1-7; Ro 8:15-16).

5.       Santificación. El vocablo “santo” proporciona dos ideas principales:

“Separación”, lo cual significa que el creyente regenerado es separado del pecado y de todo lo impuro (1 Ts. 4:3). La segunda idea es “dedicación”. La santificación incluye tanto una separación “de” algo, como una dedicación o consagración “a” algo. Es la condición del creyente que luego de ser separado del pecado y del mundo, es consagrado a Dios y a su servicio (Ro. 6:19; 2 Ts. 2:13; 1 Ts 5:23).

Los medios divinos de la santificación son : la sangre de Cristo (He. 13:12; 10:10,14; Jn. 1:7), el Espíritu Santo (1 Co. 6:11; 2 Ts. 2:13; 1 P 1:1; Ro. 15:16). Y la Palabra (Jn. 17:17; Ef. 5:26; Jn.15:3).

La santificación es instantánea y también práctica y progresiva. Instantánea porque el creyente es santificado sobrenatural e inmediatamente; pasa de ser pecador a ser un santo por la obra de la sangre, la Palabra y del Espíritu Santo (1 Co. 6:11).  Práctica y progresiva, porque la separación inicial es el comienzo de una vida progresiva de santificación. Todos los creyentes están separados para Dios en Jesucristo, y de está separación nace la responsabilidad de vivir para Cristo. Esta separación debe seguirse diariamente, y  el creyente cada día debe consagrarse más para  Dios y su servicio (1 P. 3:15; He. 12:14).

CONCLUSIÓN:

¡Cuan gloriosa y grande es la obra de la salvación. Con toda razón el escritor de Hebreos nos advierte: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”.  Ojalá este estudio nos lleve a valorar cada día más la salvación que Cristo compró con su sangre en la cruz.

“Ante el hecho del sacrifico de Cristo en la cruz, decidme: ¿No es un escándalo que tú y yo vivamos como vivimos?
Alan Radpath